Con la dirección de Milos Teodosic y los puntos de Nemanja Bjelica, el equipo de Sasha Djordjevic tomaba las primeras ventajas del partido. Ante el flojo inicio de los suyos, Mike Krzyzewski pidió un tiempo muerto y tras el minuto, la final se rompió.
De la mano de James Harden y de Kyrie Irving, Estados Unidos consiguió un parcial de 15-0. Un martillo pilón desde más allá del 6.75 que desconectó a Serbia. El equipo europeo había basado su juego en la pintura, pero el mayor físico de los norteamericanos acongojó a Nenad Krstic y a Miroslav Raduljica. Un parcial de Jovic al final del cuarto maquilló un poco el juego de Serbia, que había desaparecido ante el terremoto estadounidense (35-21).
Y en los segundos diez minutos, la sentencia de la final. El Team USA comenzaba a divertirse y ahí, estás perdido. Kyrie Irving no dejó de anotar y a él se unieron Klay Thompson y Rudy Gay. Un festival anotador de un equipo que alcanzó la treintena de puntos de diferencia en menos tiempo de lo que tardamos en pestañear. Aún así, el carácter de Sasha Djordjevic hizo que los suyos volvieran al partido y un triple de Kalinic al final de la primera parte fue la única nota positiva de un equipo hundido ante la adversidad (67-41).
La estadística que rompía cualquier esquema serbio era la del acierto exterior del Team USA. Nada más y nada menos que un 11/16 en tiros de tres, con Kyrie Irving con 4/4 y James Harden, con 3/4. Festival de un Team USA que se iba a colocar otra medalla de oro.
En la segunda parte, Serbia intentó tirar del orgullo de Djordjevic para maquillar el resultado, pero entre una antideportiva de Bjelica sobre Cousins y una técnica de Raduljica le daban la oportunidad al Team USA de volver a inyectar puntos a su casillero. El partido ya estaba roto y solo quedaba contar los puntos estadounidenses para ver si batían el récord anotador de una final.
La mejor noticia de Serbia, dentro de lo malo, era el partido de Bjelica. El exjugador de Laboral Kutxa se iba hasta los 18 puntos. El problema, que Kyrie Irving acumulaba ya 26 puntos y Harden, 23 puntos. Tan alto era el ritmo anotador del Team USA, que a falta de 1.40 para el final ya había alcanzado los 100 puntos. Una humillación para Serbia que no borraba el gran Mundial realizado por los de Djordjevic (105-67).
En los últimos diez minutos, Serbia deseaba que el partido terminara mientras que Estados Unidos no dejaba de anotar ya jugando con la segunda línea. Pero poco importa eso en el roster de Coach K, pues salvo Derrick Rose y Mason Plumlee, todos los jugadores que habían saltado a pista habían anotando. Ahora solo quedaba por ver si el Team USA rompía el récord de anotación en un final, que estaba en 137.
Ya con el paso de los minutos, Serbia se quitó la soga del cuello y decidió que había que divertirse. El equipo de Djordjevic completó dos alley oops, uno de Kalinic y otro de Vladimir Stimac, y saboreaba de verdad lo que había conseguido.
Nadie apostaba por Serbia y con una lectura táctica espectacular y con el honor de defender a su país, se plantó en la final y aguantó hasta que el Team USA subió una marcha más.
Al final, el Team USA no rompió el récord anotador de la final y el último minuto fue una fiesta constante (129-92). Estados Unidos cumplió con su vitola de favorito y arrolló a todo rival que se puso por delante. Mientras, Serbia salió de España con la cabeza muy alta y con la sensación de que la potencia europea había vuelto.
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