Los Sixers se quedan a una derrota del peor inicio de la historia.

Cuando todo estaba preparado en Philadelphia para 'celebrar' un nuevo récord de una franquicia histórica, el equipo de la Ciudad del Amor Fraterno dio la campanada y se quedó a las puertas de batir una marca de dudosa honra.


Tras 17 partidos consecutivos sin conocer la victoria, los Sixers se impusieron a los Wolves, quedándose a una sola derrota de igualar el peor arranque en la historia de la NBA (0-18). Una marca en posesión de los New Jersey Nets de la temporada 2009-2010. La victoria llegó tras 231 días y vuelve a dejar a los de Brett Brown a las puertas de un récord negativo, como ya sucediera la pasada temporada cuando evitaron también superar el récord de mayor número de derrotas seguidas, quedándose en 26.

La victoria más esperada de la temporada

Un balance de 1-17 nunca sentó tan bien. Al menos eso deben pensar en Philadelphia, después de que los Sixers consiguieran la primera victoria de la temporada al imponerse a los Minnesota Timberwolves (4-13) por 77-85 y evitar así igualar el peor inicio en la historia de la NBA.

Michael Carter-Williams fue el líder de estos renacidos y jóvenes Sixers que, a pesar de acumular derrota tras derrota, no estaba dejando malas sensaciones en lo que va de temporada. El mejor novato de la pasada temporada terminó con 20 puntos, nueve rebotes y nueve asistencias que valieron para imponerse a un equipo huérfano de rumbo y juego como los Timberwolves.

Junto a Carter-Williams destacó el buen partido de Robert Covington (17 puntos), que estuvo entre los cinco jugadores de los Sixers que lograron dobles dígitos en anotación.

Mientras, en Minnesota, donde siguen esperando el regreso de Ricky Rubio, destacó el choque de Thadeus Young (16 tantos), Dieng (15) y el veterano Mo Williams (14), aunque de nada sirvió para frenar a unos Sixers que, una vez más, se vuelven a quedar a las puertas de la historia.