MESA, Arizona -- Jorge Soler no tenía acceso a ver muchos partidos de Grandes Ligas cuando vivía en Cuba. Tan sólo llegaban noticias sobre los equipos y jugadores más famosos, entre ellos el toletero Manny Ramírez.
El jardinero de los Cachorros de Chicago se enamoró del swing de Ramírez, uno de los bateadores más temidos en sus casi dos décadas en las mayores, especialmente su etapa con los Medias Rojas de Boston entre 2001-08.
"Él es mi jugador favorito", confesó Soler el domingo antes de un entrenamiento de pretemporada. "En Cuba siempre suenan los mejores peloteros, los demás no, y siempre sonaba él".
Ahora también es su mentor.
Ramírez fue contratado por Chicago para que sea una especie de gurú de bateo. El equipo ha dicho que el dominicano de 42 años asesorará a jugadores de las mayores y las menores, después de desempeñarse la temporada pasada como jugador y coach con la sucursal de Triple-A de los Cachorros.
En un plantel con varias promesas como Soler y el puertorriqueño Javier Báez, además de jóvenes veteranos como el dominicano Starlin Castro y Anthony Rizzo, es evidente la influencia y el respeto que infunde Ramírez.
El ex jardinero, que hace apenas unos meses jugó en la pelota invernal dominicana con las Aguilas Cibaeñas, se comporta como si fuese otro de los muchachos. Bromea con Soler, intercambia palabras Báez durante una práctica de bateo. Queda claro que, cuando Manny habla, todos escuchan.
"Que te de un consejo, que te diga `haz esto aquí, haz esto allá'", relató Soler, que acaba de cumplir 23 años. "Es algo impresionante".
Castro, que con apenas 24 años ya tiene cinco temporadas en las mayores, recordó que siempre ha tenido videos de Ramírez en su tableta y que suele observarlos cuando atraviesa una mala racha con el bate. Qué mejor que tenerlo en persona para aprender de primera mano de alguien que sacudió 555 jonrones, remolcó 1.831 carreras y conectó para .312 en Grandes Ligas.
"Antes de conocerlo, yo siempre tenía en mi iPad los videos de él, de los hits, los jonrones, los extrabases", señaló Castro. "Estudiaba el swing de él cuando me veía en un `slump'".
Ramírez jugó por última vez en las mayores en 2011, cuando duró apenas un puñado de partidos con los Rays de Tampa Bay antes de ser suspendido por segunda ocasión por las mayores por violar el reglamento antidopaje del béisbol. De todas formas, el toletero se ha mantenido activo desde entonces en la liga dominicana e incluso en 2013 jugó en Taiwán.
Esas experiencias también son valiosas.
"Uno le dice a estos jóvenes, `no hagas esto, no hagas aquello. Esto tiene sus consecuencias'. Eso fue lo que yo hice", relató Ramírez.
Después de todo, no hace mucho, muchos de estos jugadores todavía se maravillaban con los bambinazos de Ramírez.
Báez, el infielder boricua de 22 años que bateó nueve jonrones pero se ponchó 95 veces en 52 partidos en su primera temporada en las mayores, elogió la disciplina de Ramírez y los conocimientos que comparte con los jóvenes del equipo.
"Me ha dicho mucho sobre el `approach', a batear al `gap' en segunda", mencionó Báez. "Es impresionante, saber que antes lo veías por televisión y ahora tenerlo de frente".
Fuente MLB
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