LOS ÁNGELES -- Ni el usuario más despistado que deambulaba por el Marriot Hotel del Downtown de Los Ángeles se creyó que la rueda de prensa celebrada este jueves era para presentar la última pelea de Floyd Mayweather.
La comparecencia estuvo orquestada por el séquito que le persigue allá donde va. El nombre de su promotora (Mayweather Promotions) estaba hasta en los canapés que repartieron a la prensa y al púgil hasta le dio tiempo para hacerse varios ‘selfies’ y hacer como el que leía datos de sus rivales, o suyos, quién sabe, mientras el presentador del evento alababa la carrera del Campeón del Mundo. Obligado a cumplir con el contrato de ‘Showtime’, lo de Mayweather fue precisamente eso, un firmar como presente en una velada que parece estar lejos de pasar a la historia.
En el ‘último combate de su carrera’, el boxeador se verá las caras contra el también estadounidense Andre Berto, quien lleva un balance de 3-3 en sus últimas seis peleas (incluidas dos contra rivales a los que su próximo contrincante ya venció). El ex campeón mundial está más que motivado, pero ni él mismo pasó por el aro cuando se le preguntó sobre si será el contrincante que ponga fin al periplo de Mayweather.
Mientras tanto, el protagonista de toda esta historia, el que lleva una legión de familiares, amigos y guardaespaldas, es el único, inigualable y millonario Floyd Mayweather. Se le puede amar, también odiar, pero lo de pasar desapercibido no va con él.
“Dicen que me van a ofrecer mucho dinero, pero yo estoy bien, soy un hombre mayor ya”, afirmó a sus 38 años de edad y con un balance de 48-0. No sé por qué, pero estoy entrenando mucho más duro para esta pelea. Tan solo quiero salir con ganas”, destacó.
Aunque sonríe por la obviedad cuando se le pregunta, Mayweather insiste en que sí será la última pelea. Aunque, en el caso en el que se deshaga de Berto, su récord esté a una victoria de superar a Rocky Marciano (49-0), aunque el final de una carrera como la suya demande una velada mucho más emocionante que la última que tiene apalabrada con Showtime. A pesar de los pesares, el centro de atención y objetivo de todos los focos seguía a lo suyo.
“De la manera en la que viene y por cómo voy a llegar yo, si no se decide por nocaut, habrá algunas caídas”, vaticinó Mayweather. “Habrá sangre, mucha sangre. Habrá caídas y más sangre. Mucha”. En venderse a sí mismo y a su producto, es difícil superar al campeón. “Berto es siempre un boxeador excitante. Si se va a la lona, se levantará. Tiene manos rápidas. Es un buen boxeador. Tiene un 80 por ciento o más en ratio de nocauts e hizo lo mismo que ‘Canelo’ hizo contra Josesito López, frenarle. Es todo una cuestión de entrenamiento”, apuntó.
Cómo lo sabe. Sobre todo después del decepcionante ‘Combate del Siglo’ ante Manny Pacquiao, que sorprendió a propios y extraños en la que fue la cita más lucrativa de la historia del boxeo.
“Yo hice mi trabajo, él no”, se apresuró a reclamar Mayweather.
Mientras tanto, Berto sueña despierto con la oportunidad de su vida. Sea por la razón que fuere, Mayweather le eligió a él, ya sea para desfogarse antes de cerrar su carrera a lo grande o por no querer arriesgar, el caso es que Berto estará sobre el ring en el que todo púgil querría estar.
El 12 de septiembre se comprobará si el aficionado medio responde a la llamada de Mayweather y Showtime sobre el fin de su periplo, si lo hacen porque todo lo que toca el boxeador se convierte en oro. También queda la opción de que aquello que suele relucir, no sea más que un cartón de piedra dorado. Todo está por ver, porque si el que habla no se cree su propio mensaje, ¿cómo se lo van a creer los demás?
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