Estados Unidos sigue sin dar síntomas de debilidad en su lucha por revalidar el Mundial de baloncesto. La victoria ante Eslovenia, muy abultada (76-119), fue como una canción progresiva...MAS
Decantaron los de Krzyzewski el partido antes del descanso gracias al impecable trabajo de Kenneth Faried, un jugador de maneras más europeas que americanas. No se suelta las trenzas ni siquiera cuando tiene que machacar el aro, cosa que hizo dos contraataques consecutivos. El ala-pívot de los Nuggets anotó catorce puntos y solo en el primer cuarto lideró, con seis capturas, la estadística de rebotes de su equipo. En total, Estados Unidos se hizo con catorce rechaces ofensivos, demasiados como para no imponerse en el primer parcial (22-29) pese a la poca incidencia de los efectivos exteriores. La ausencia de triples también se vio sufragada por la cantidad de faltas, diez eslovenas por siete estadounidenses.
Después de un inicio ligeramente favorable a Eslovenia, Estados Unidos se puso por delante gracias a un 0-7 sudado en defensa. No hizo falta más que medio periodo para que los yanquis notaran que la resistencia de los Dragic y compañía sería más dura de pelar, por ejemplo, que la de México en octavos de final. Una vez detectado el camino hacia la victoria, poco importaron los buenos minutos de Domen Lorbek o las brillantes (y puntuales) apariciones de Goran y Zoran Dragic. Estuvo más suelto el segundo, quizás porque su hermano mayor es un peligro conocido en la NBA. El segundo cuarto fue de transición (20-20), todo un espejismo para un combinado esloveno muy flojo en la pintura y que después del descanso, como todos hasta el momento, se deshizo ante el poderío americano.
Siete puntos. Esa fue la diferencia al final del segundo periodo. Eslovenia, y no es para menos, se fue orgullosa al vestuario, pero nada más pisar el parqué en el tercer cuarto reparó en la marcha más que Estados Unidos tenía reservada. Los grandes equipos tienen estas cosas. Así, James Harden, que hasta el momento había deambulado inédito por la pista, reparó sus nefastos números anotando casi todo lo que se jugó. Sus doce puntos hundieron al rival, que asistió resignado al festival que también propiciaron Davis y Thompson (máximo anotador del cruce con 20 tantos). Esta vez no hizo falta la mejor versión de Curry, pero para compensar Derrick Rose se reconcilió con el aro y firmó doce puntos. Si vuelve definitivamente, el exterior de los Bulls puede aportar muchísimo.
Estados Unidos rompió el partido en el tercer cuarto con un parcial demoledor (22-37) y empezó el último con un 0-10 que fue la antesala del atroz final que tuvo que aguantar Eslovenia, con la grada aplaudiendo la exuberancia, el banquillo de ‘Coach K’ celebrando con cierta sorna y el marcador escapándose hasta límites sonrojantes.
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