Manny Pacquiao caminaba algo impaciente sobre la alfombra roja, afuera del Nokia Theatre. Floyd Mayweather Jr llegó tarde, como acostumbra, para publicitar una pelea que en realidad no requiere mucha promoción.
Más tarde, en la conferencia de prensa realizada el miércoles, Mayweather puso el combate en perspectiva, del modo en que sólo puede hacerlo un púgil cuyo mote significa “dinero”.
“Uno llega a este nivel en el que es capaz de ganar cifras de nueve dígitos en 36 minutos”, alardeó “Money” Mayweather. “Y hay que ser el ganador”.
Pese a la referencia sobre los ingresos económicos, Mayweather se negó a precisar cuánto devengará por el combate del 2 de mayo, que ha generado expectación mucho más allá de la comunidad de seguidores del boxeo. Obtendrá el 60% de la bolsa en lo que se avizora como la pelea que más ganancias repartirá en la historia.
Se estima que Mayweather podría embolsarse al menos 120 millones de dólares.
Pacquiao se llevará ingresos nada despreciables, en una pelea que tardó cinco años en pactarse y que romperá otro tipo de récord. Costará a los fanáticos más que cualquier otra para mirarla, ya sea en el hotel y casino MGM Grand o mediante la televisión.
En la única conferencia de prensa ofrecida por los dos contendientes antes de la semana del pleito, los promotores anunciaron que un boleto para ver la función en el graderío de Las Vegas costará 1.500 dólares. En “ringside”, el precio ascenderá a 7.500 dólares.
No se reveló la tarifa para la modalidad de “pago por ver” en la TV, pero se calcula que oscilará entre los 90 y los 100 dólares.
Pese a estos precios, no hay duda de que muchos espectadores estarán dispuestos a pagar. Quieren a Mayweather y Pacquiao, ajustando cuentas de una vez por todas en el cuadrilátero.
“No queremos dejar dudas en las mentes de los fanáticos”, dijo el filipino Pacquiao. “Además, esta pelea es importante para el honor de mi país”.
A juzgar por el interés que causó la conferencia de prensa en el céntrico teatro, el combate sí representará un negocio sin precedente. Se expidieron más de 700 acreditaciones para atestiguar el acto, y ambos púgiles caminaron por una alfombra roja, seguidos por las lentes de incontables cámaras de fotografía y video, en una escena que parecía más propia de la entrega del Oscar.
Pese a que podría haber caminado desde su condominio contiguo, Mayweather llegó demorado. Mostró una actitud empresarial, sin pronunciar un solo comentario negativo sobre Pacquiao o los colaboradores del filipino.
“Siempre es bueno que el mejor pelee contra el mejor”, destacó. “Eso es lo que genera tanta curiosidad por esta contienda”.
Mayweather aseguró que estaba deseoso de organizar el combate, y que no dejó de insistir ante su manager Al Haymon para que la pactara.
Pero es un hecho que el pleito que más interés ha causado en la historia reciente del pugilismo no hubiera sido posible sin un encuentro fortuito entre Mayweather y Pacquiao en enero, durante un partido de basquetbol del Heat de Miami. Ambos se toparon sólo debido a que una tormenta en el oriente de Estados Unidos demoró el vuelo del filipino. Mayweather acudió después a la suite de Pacquiao en un hotel, donde ambos hablaron y decidieron que el combate debía realizarse.
“No pronuncié muchas palabras porque no quería cometer un error”, recordó Pacquao. “Él dijo que tenía que haber una cara ‘A’ y una ‘B’, y que la bolsa debía repartirse a razón de 40 contra 60%. Ello bastó para que yo aceptara estar en la cara ‘B’”.
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