Mi nombre es Nomar Mazara. Soy de la República Dominicana y soy jardinero de los Rangers de Texas.
Me pueden llamar "Big Chill". No tengo problemas con eso. Este soy yo en la vida real.
El béisbol significa todo en la República Dominicana. Ese es el deporte principal del país, y todo niño pequeño, incluyéndome a mí, sueña con llegar a Grandes Ligas. Sólo tengo 22 años de edad, pero he recorrido un largo camino. Desde que era niño dormía con mi uniforme de béisbol con mi guante debajo de mi almohada en Santo Domingo.
Pero no fue fácil.
Recuerden que cuando firmamos con equipos a los 16 años de edad, no sabemos qué sigue. No sabemos el idioma. No sabemos nada. Sabemos y conocemos el béisbol. Conocemos a nuestras familias. Es por eso que vivo agradecido de la familia que tengo y de mis compañeros de equipo que me guiaron en el camino.
Mi padre fue un general en la Marina de Guerra de la República Dominicana. Me acuerdo de él cuando viajaba a Japón y nos contaba sus historias de viajes por todo el mundo, pero no entendía lo que representaba su trabajo y lo que él representaba para nuestro país hasta que tenía siete u ocho años. Lo veías en su uniforme y como niño, pensabas que era interesante, pero cuando descubrí de verdad a lo que se dedicaba, fue como que, "impresionante".
Él se representaba a sí mismo de una manera, y la forma en que respetaba a las personas me influenció a mi demasiado. Él trataba a todos de igual. Lo que soy hoy en día se lo debo a él y a mi madre.
Ya sé lo que piensan: Mi padre militar era fuerte y mandaba en la casa como si fuese una base militar. Se equivocan. Tenía reglas, pero mi papá no hablaba mucho, y mi mamá era la difícil. Mi padre es un hombre bien divertido y calmado. Él es el "Big Chill" original. Mi mamá era la sargenta. Ella sabía que el básquetbol era mi primer amor y era bueno en béisbol, pero los estudios académicos eran más importantes para ella que cualquier deporte.
Cuando tenía unos 13 años, comencé a pensar de verdad que podía ser un pelotero profesional. Sí, a los 13 años. Y ahí fue que comencé a trabajar con un entrenador que se llama Iván Noboa en su academia en las mañanas e iba a la escuela en las tardes. A mi mamá no le gustó eso para nada. Imagínate decirle a tu madre que irás a la escuela medio tiempo para seguir tu sueño y no hay garantías de lograrlo. Eso es fuerte. Pero en la República Dominicana, los niños de la primaria tienen esas conversaciones con sus padres todos los días.
Entrené duro en la academia de Noboa. Jugué en la Serie Mundial RBI con mi buen amigo y compañero Ronald Guzmán y esa experiencia es una que nunca olvidaré. La meta siempre fue llegar a Grandes Ligas. Firmé un bono multimillonario con los Rangers a los 16 años. Ronald también consiguió uno grande con Texas.
Pueden pensar que estaríamos nerviosos. Jóvenes entrenando para un club de Grandes Ligas con la oportunidad de firmar y ganar dinero que podría cambiar nuestras vidas, pero no es así. Estábamos jugando un juego que amábamos y estás feliz de que tienes una oportunidad de firmar con un equipo profesional de béisbol. Luego, te das cuenta de cuánto trabajo tienes que hacer en ligas menores y ése es un trabajo que tienes que ir mejorando día a día mientras tratas de ajustarte a una vida en un nuevo país. Eso sí es presión.
El primer año que llegué a los Estados Unidos, perdí mucho peso porque no quería comer la comida, pero me acostumbré. Esa es la forma en que es, y tienes que acostumbrarte. Tienes que ajustarte.
No me tomó mucho tiempo para darme cuenta de que necesitaba también aprender inglés. Me acuerdo cuando me sentaba en el medio del cuarto donde hacían las reuniones en mi primer año en los Estados Unidos sin entender lo que los coaches hablaban. Estaba bien perdido, así que empecé a pedirle ayuda a mis compañeros.
Joey Gallo fue mi amigo. Le decía cosas como, "cada día, me vas a decir una palabra para yo repetirla una y otra vez, para aprender. Entonces, al día siguiente, me vas a enseñar otra palabra. Así te guste o no, vas a ser mi maestro de ahora en adelante".
Joey sigue ahí para mí y otros muchachos también me han ayudado. Mike Napoli es como mi papá. Él siempre está ahí para mí. Si necesito algo - lo que sea - te digo, lo que necesite, él está para mí. Es importante tenerlo en mi vida.
Todavía es difícil. El béisbol es un juego difícil, pero me he preparado para esto desde que tenía 13 años de edad.
Un consejo que le daría a los niños en la República Dominicana es el siguiente: Lo que quieras hacer en la vida, lo sea que pongas en tu corazón, hazlo y ya. Si quieres ser pelotero, si quieres ser ingeniero, si quieres ser plomero, si quieres ser basquetbolista, hazlo. Búscalo. Sólo procura que tu madre esté de acuerdo.
Me pueden llamar "Big Chill". No tengo problemas con eso. Este soy yo en la vida real.
El béisbol significa todo en la República Dominicana. Ese es el deporte principal del país, y todo niño pequeño, incluyéndome a mí, sueña con llegar a Grandes Ligas. Sólo tengo 22 años de edad, pero he recorrido un largo camino. Desde que era niño dormía con mi uniforme de béisbol con mi guante debajo de mi almohada en Santo Domingo.
Pero no fue fácil.
Recuerden que cuando firmamos con equipos a los 16 años de edad, no sabemos qué sigue. No sabemos el idioma. No sabemos nada. Sabemos y conocemos el béisbol. Conocemos a nuestras familias. Es por eso que vivo agradecido de la familia que tengo y de mis compañeros de equipo que me guiaron en el camino.
Mi padre fue un general en la Marina de Guerra de la República Dominicana. Me acuerdo de él cuando viajaba a Japón y nos contaba sus historias de viajes por todo el mundo, pero no entendía lo que representaba su trabajo y lo que él representaba para nuestro país hasta que tenía siete u ocho años. Lo veías en su uniforme y como niño, pensabas que era interesante, pero cuando descubrí de verdad a lo que se dedicaba, fue como que, "impresionante".
Él se representaba a sí mismo de una manera, y la forma en que respetaba a las personas me influenció a mi demasiado. Él trataba a todos de igual. Lo que soy hoy en día se lo debo a él y a mi madre.
Ya sé lo que piensan: Mi padre militar era fuerte y mandaba en la casa como si fuese una base militar. Se equivocan. Tenía reglas, pero mi papá no hablaba mucho, y mi mamá era la difícil. Mi padre es un hombre bien divertido y calmado. Él es el "Big Chill" original. Mi mamá era la sargenta. Ella sabía que el básquetbol era mi primer amor y era bueno en béisbol, pero los estudios académicos eran más importantes para ella que cualquier deporte.
Cuando tenía unos 13 años, comencé a pensar de verdad que podía ser un pelotero profesional. Sí, a los 13 años. Y ahí fue que comencé a trabajar con un entrenador que se llama Iván Noboa en su academia en las mañanas e iba a la escuela en las tardes. A mi mamá no le gustó eso para nada. Imagínate decirle a tu madre que irás a la escuela medio tiempo para seguir tu sueño y no hay garantías de lograrlo. Eso es fuerte. Pero en la República Dominicana, los niños de la primaria tienen esas conversaciones con sus padres todos los días.
Entrené duro en la academia de Noboa. Jugué en la Serie Mundial RBI con mi buen amigo y compañero Ronald Guzmán y esa experiencia es una que nunca olvidaré. La meta siempre fue llegar a Grandes Ligas. Firmé un bono multimillonario con los Rangers a los 16 años. Ronald también consiguió uno grande con Texas.
Pueden pensar que estaríamos nerviosos. Jóvenes entrenando para un club de Grandes Ligas con la oportunidad de firmar y ganar dinero que podría cambiar nuestras vidas, pero no es así. Estábamos jugando un juego que amábamos y estás feliz de que tienes una oportunidad de firmar con un equipo profesional de béisbol. Luego, te das cuenta de cuánto trabajo tienes que hacer en ligas menores y ése es un trabajo que tienes que ir mejorando día a día mientras tratas de ajustarte a una vida en un nuevo país. Eso sí es presión.
El primer año que llegué a los Estados Unidos, perdí mucho peso porque no quería comer la comida, pero me acostumbré. Esa es la forma en que es, y tienes que acostumbrarte. Tienes que ajustarte.
No me tomó mucho tiempo para darme cuenta de que necesitaba también aprender inglés. Me acuerdo cuando me sentaba en el medio del cuarto donde hacían las reuniones en mi primer año en los Estados Unidos sin entender lo que los coaches hablaban. Estaba bien perdido, así que empecé a pedirle ayuda a mis compañeros.
Joey Gallo fue mi amigo. Le decía cosas como, "cada día, me vas a decir una palabra para yo repetirla una y otra vez, para aprender. Entonces, al día siguiente, me vas a enseñar otra palabra. Así te guste o no, vas a ser mi maestro de ahora en adelante".
Joey sigue ahí para mí y otros muchachos también me han ayudado. Mike Napoli es como mi papá. Él siempre está ahí para mí. Si necesito algo - lo que sea - te digo, lo que necesite, él está para mí. Es importante tenerlo en mi vida.
Todavía es difícil. El béisbol es un juego difícil, pero me he preparado para esto desde que tenía 13 años de edad.
Un consejo que le daría a los niños en la República Dominicana es el siguiente: Lo que quieras hacer en la vida, lo sea que pongas en tu corazón, hazlo y ya. Si quieres ser pelotero, si quieres ser ingeniero, si quieres ser plomero, si quieres ser basquetbolista, hazlo. Búscalo. Sólo procura que tu madre esté de acuerdo.
Tomado de lasMayores.Com
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